¡Adiós al pañal!

Descubre cómo conseguir que tu hijo se despida del pañal y se habitúe al orinal.
Si tu hijo tiene entre 18 meses y dos años, ha llegado el momento de habituarle al orinal, según opinan los especialistas. Sin embargo, para algunos padres, el objetivo parece difícil de alcanzar. Y, sin embargo, si se está dispuesto a afrontar con serenidad los primeros fracasos, son muy pocas las cosas que hay que hacer, ya que el niño superará cada etapa deforma espontánea, de acuerdo con los tiempos y los ritmos que mejor se adapten a él. Sepamos cómo proceder, aprovechando el verano. Hasta cerca de los dos años, el niño no tiene una percepción clara del estímulo. Por ejemplo, si la vejiga está hinchada, se vacía sin dar tiempo al pequeño a tener la sensación de plenitud. Por este motivo, imponer el orinal antes de esta edad no tiene sentido Para conseguir controlarlos esfínteres, es necesario que su sistema nervioso alcancen cierto grado de madurez. ¿Cuáles son las señales que indican que ha llegado el momento? Si el niño tiene una buena habilidad manual, pronuncia bien un cierto número de palabras, sabe subir y bajar una escalera y reconcentra en un juego durante mucho tiempo, significa que ha alcanzado una buena coordinación psicomotora, gracias a la maduración del sistema nervioso. Además, a esta edad, el niño desea imitara los adultos, y se siente orgulloso de sus logros. Librarse del pañal, por lo tanto, es motivo de orgullo. Y, aunque se produzcan momentos de estancamiento o regresión, no hay que regañarle. Cuanto más tranquilo y tolerante sea el clima familiar, más orgulloso se sentirá de su “producto”, que querrá admirar y mostrar a todos. Sobre todo si se han elegido unas vacaciones en la playa, y se disfruta de la comodidad de tener una casa, se puede permitir al pequeño que experimente con libertad. En general, las vacaciones son el momento ideal para toda la familia: los padres tienen más tiempo, y son más pacientes y tolerantes. Asimismo, el niño, libre de ropa, puede usar el orinal más fácilmente. Lo importante es evitar confundirle. Cuando se decide empezar, no hay que ponerle el pañal en todo el día, a excepción de cuando duerme, por motivos de comodidad. Es normal que, en las primeras semanas, el pequeño advierta el estímulo cuando ya ha hecho pipí. En estos casos, si se le deja mojado durante unos minutos, se sentirá incómodo. Las próximas veces, intentará hacer todo lo posible para avisara a tiempo. No tiene sentido recordarle el orinal cada hora. En primer lugar, porque durante las vacaciones se pasa la mayor parte del día al aire libre; y, en segundo lugar, porque el pequeño no debe vivir el orinal como una imposición. ¿Cuáles la medida adecuada? Proponer una cita diaria con el orinal. Por ejemplo, después del desayuno, puedes pedirá tu hijo que se siente en el orinal durante unos minutos. En muchas ocasiones, el intestino se pone en movimiento después de la primera comida del día. El control del intestino se suele adquirir antes que el de la vejiga. Tanto es así que, en la mayoría de los casos, el niño seguirá mojando la cama durante mucho tiempo de noche, incluso hasta los 4-8 años. Para los padres un poco aprensivos, que tengan programadas unas vacaciones itinerantes, podría resultar poco práctico quitar el pañal al niño precisamente durante las vacaciones. Retrasar este paso un mes no cambia nada. La disponibilidad y la calma de los padres son fundamentales para que el niño de éste importante paso hacia la autonomía. Si el verano coincide con la época en la que el niño puede prescindir del pañal, el intento se puede anticipar a la fase que precede a la salida, pidiendo la colaboración del personal de la guardería. Lo mismo se aplica si el pequeño pasa gran parte del día con los abuelos o el canguro. Es recomendable hacerles partícipes de la decisión, así como pedirles que sigan las indicaciones establecidas. En cualquier caso, el mensaje que el niño debe recibir es: “puedes conseguirlo”. Librarse del pañal es algo natural, que ocurre de forma espontánea en todos los casos. Y los papás deben esperar con paciencia y confianza el tiempo que el niño necesite. Seis trucos eficaces 1.Consigue un orinal de colores y con forma original. Así será más fácil que se familiarice con este objeto. 2.Vístele de forma práctica: con faldas y vestidos si es una niña, y pantalones de goma elástica si es un niño. 3.Dale ejemplo para ayudarle a aprender: permite que tu hijo presencie tus prácticas higiénicas habituales. 4. No insistas si no quiere permanecer sentado en el orinal. 5.Hazle compañía y elógiale. 6.Si adviertes cierto temor o inseguridad, distrae al niño con un juego.

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