El niño muerde: por qué lo hace y cómo actuar según su edad
Incluso los padres más tranquilos pueden perder la paciencia cuando su hijo muerde, y la situación se complica si por en medio hay otros niños: no se le puede dejar que actúe libremente, pero ¿así el pequeño conseguirá entender que está equivocado? Sobre todo, es importante acabar con ciertos prejuicios: esta actitud no es fruto de una mala educación ni tampoco es un síntoma de un comportamiento agresivo. Durante los primeros dos años de vida, en efecto, este comportamiento se debe no tanto a razones psicológicas, sino más bien a un estadio normal de su desarrollo. Los padres no deben dejarle que muerda, sino que deben intervenir de manera firme para que el niño entienda, sin traumatizarle, que se trata de una cosa que no debe hacer.
Si muerde a los seis meses
Los pequeños muerden todo lo que se les pone al alcance de la boca, incluida su querida mamá, para aliviar la molestia provocada por el crecimiento de los primeros dientes. ¿Cómo hay que actuar si coge por costumbre, por ejemplo, morderte después de la toma? Normalmente, es suficiente con una reacción instintiva, como un grito, para que el niño entienda que su acción no ha gustado. Pero si el niño no la abandona, la mamá puede intervenir:
• Regañando al niño con firmeza, pero sin asustarle.
• Dándole otra cosa que pueda morder, como un juguetito de goma para las encías.
• Pasándole un dedo por la boca, de manera que el pequeño se concentre en la presencia de este nuevo objeto.
Si tiene la costumbre de morder el pecho inmediatamente después de la tetada se puede intervenir:
• Separando al niño del pecho apenas te des cuenta de que la tetada ha terminado.
• Manteniéndole en la posición correcta mientras se le da el pecho.
• Evitando que el niño se duerma cuando aún está cogido al pecho.
A los diez meses
El niño necesita experimentar con todo lo que le rodea y, a menudo, utiliza los mordiscos para conocer los objetos y las personas que están más cerca. Es una actitud que perderá con el tiempo, pero para ayudarle a que entienda que eso no lo debe hacer es necesario:
• Evitar minimizar y reír su comportamiento.
• Decirle un "no" decidido. (No ceder a sus caprichos)
• Intentar entender las fases de cambios que el pequeño vive.
Por qué muerde el niño a partir del primer año y cómo actuar
El niño muerde: al año
Que el niño muerda en este período no es extraño. Es la edad del descubrimiento del mundo que le rodea. Actitudes agresivas, como los mordiscos o los puñetazos con los demás niños, no se deben interpretar como señales de agresividad, sino como señales positivas de interés que forman parte de su modo de conocer y de crear un contacto con las demás personas.
A esta edad, no existe la intención de hacer daño: por un lado el pequeño no se da cuenta de lo que está haciendo y aún no es capaz de dosificar la energía de sus reacciones. Por el otro, no se le puede dejar actuar libremente con el riesgo de que hiera a otros niños. Entonces, ¿cómo comportarse? Lo mejor es distraer a los litigantes ofreciéndoles otra buena alternativa sobre la que concentrarse y empezar a explicar, sin ninguna pretensión de ser comprendidos, que ese comportamiento no está bien.
El niño muerde: a los dos años
El mordisco es utilizado para expresar un desacuerdo, malestar o nerviosismo. A esta edad, los "no" de mamá y papá deben ser más decididos y es importante explicar al niño por qué este comportamiento es erróneo, procurando entender que hay motivos que empujan a tu hijo a actuar así.
A menudo, actitudes aparentemente agresivas nacen del temor a afrontar las novedades y es suficiente con estar más cerca de los hijos, más atentos a sus necesidades, para obtener en poco tiempo óptimos resultados.
A veces, por el contrario, los mordiscos expresan un estrecho deseo de "hacer": en este caso, basta con dejar que el niño se desahogue en el parque, en la piscina o llevándole por la tarde a que haga actividades lúdicas que le cansen, para ver cómo en poco tiempo desaparece esta molesta actitud.
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