Los consejos del pediatra sobre la alimentación más adecuada para aumentar sus defensas frente a los trastornos invernales.
Durante el invierno, el organismo de niños y adultos puede encontrarse debilitado, sin las suficientes defensas para hacer frente a las enfermedades propias de esta estación: tos, resfriado, gripe…
Hemos preguntado al pediatra Isidro Vitoria Miñana las claves de la alimentación más adecuada para mantener a nuestros pequeños sanos y fuertes, y poder hacer frente a los trastornos típicos de este período:
1. ¿Cuáles son los alimentos que no deben faltar en la dieta de un niño durante el invierno? ¿Y en verano? ¿Existen diferencias según la estación del año?
1. ¿Cuáles son los alimentos que no deben faltar en la dieta de un niño durante el invierno? ¿Y en verano? ¿Existen diferencias según la estación del año?
Debido a los cultivos en invernadero, prácticamente hay todo tipo de alimentos durante todo el año. Sin embargo, los alimentos de temporada son más sabrosos y, probablemente, más nutritivos.
En verano, los niños deben acostumbrarse a un plato refrescante, como las sopas frías, el gazpacho o la vichysooise. También las ensaladas con gran variedad de vegetales, como lechuga, tomate, pepino, zanahoria o remolacha, son una buena opción. En los postres, es importante recurrir a las frutas frescas como fuente de vitaminas, bien de forma individual o en forma de macedonias. Por último, no hay que olvidar que el niño debe estar bien hidratado para evitar el golpe de calor, por lo que no se descuidará el aporte de agua y zumos.
En invierno, en cambio, se pensará en platos que aporten más calorías, como las sopas calientes, los potajes o los guisos. Las legumbres deben combinarse con cereales como el arroz para aumentar el valor nutritivo de sus proteínas. Las patatas son un alimento rico en hidratos de carbono complejos que puede cocinarse de formas muy diversas. El niño también tomará pasta con regularidad, por su aporte en hidratos de carbono.
2. ¿Los alimentos también pueden ayudar a prevenir determinadas enfermedades del invierno, como los resfriados? ¿Cuáles son los más adecuados para fortalecer las defensas de nuestros hijos?
La mayoría de las enfermedades de invierno, como los resfriados, son víricas y su origen hay que buscarlo en el contacto con las secreciones portadoras de otros niños (los niños pequeños “se quieren” mucho) o adultos. No se ha dado todavía con una vacuna eficaz para su prevención, ya que hay numerosos tipos de virus causantes de la enfermedad que mutan cada año.
Como medidas higiénicas para evitarlo se recomiendan lavarse bien las manos y secarse con una toalla distinta a la del enfermo, no fumar en casa, protegerse del frío, evitar ambientes cargados y tener a punto las defensas del organismo. En este sentido, uno de los nutrientes más implicados en la función inmunológica es la vitamina C. Los alimentos con mayor contenido de esta vitamina son los cítricos (naranja, mandarina y pomelo), las fresas, los kiwis, el mango, y verduras como los pimientos o las coles. También los lactobacilos, presentes, principalmente, en los productos lácteos fermentados, pueden tener un efecto beneficioso sobre el sistema inmune.
Por último, hay una serie de nutrientes (selenio, zinc y determinados aminoácidos) necesarios para que las defensas del organismo funcionen con normalidad. Estos nutrientes se logran con una dieta variada y equilibrada.
3. ¿Existe algún alimento "sanalotodo" que tanto los niños como los adultos deberíamos acostumbrarnos a comer?
No debemos pensar que exista un alimento “sanalotodo” que debamos consumir tanto niños como adultos. La inmunidad del organismo es muy compleja y no depende de un solo nutriente, sino de la combinación y sincronía de muchos elementos. Por ello, la mejor alimentación es aquella que sea variada, incluyendo frutas, verduras, legumbres, pastas y proteínas de origen animal (leche, huevos, carne y pescado).
Cuando erróneamente se abusa de un único alimento de forma exagerada por sus propiedades nutritivas, no estamos haciéndolo mejor, pues el organismo aprovechará sólo la cantidad de nutriente que de dicho alimento necesita, desechando el resto por la orina o almacenándolo. Es el caso de la vitamina C, en el que ni las megadosis que propuso el Dr. Pauling ni la ingesta exagerada de alimentos que lo contienen logra su objetivo, entre otras cosas, porque se acaba comiendo menos de otros nutrientes igualmente necesarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario